miércoles, 26 de noviembre de 2014

Crítica de 'Los Pinguinos de Madagascar'. El spin-off necesario.


Dirigida por:  Simon J. Smith País: Estados Unidos  Duración: 93 min Género: Animación

Valoración: 3 / 5
Dentro de la moda que se avecina desde Hollywood con los spin-off de películas de animación, había una que destacaba por encima de todas: 'Los pingüinos de Madagascar', que resultaron ser lo más estimulante de la trilogía de Dreamworks y que dio lugar a una exitosa serie de animación que ahora da el salto a la gran pantalla con una historia que, aunque peca de algunos momentos aburridos, es bastante trepidante y hará las delicias de los más pequeños.

Quizá algunas de las malas sensaciones que deje 'Los pingüinos de Madagascar' sea su fenomenal comienzo. En él vemos a los protagonistas de jóvenes en su hábitat natural, donde demuestran que su curiosidad es demasiada para su simple vida. Después de los mejores gags de toda la película, Skipper, Kowalski, Rico y Soldado se hacen mayores y se ven involucrados en una historia que funciona pero que ni inventa ni sorprende en ningún momento.


Se ven perseguidos por un pulpo desahuciado y abandonado por el éxito que han tenido por todo el mundo, aunque estos no saben de su existencia. El malvado y estresante pulpo es cargante, pesado y desquiciante. A partir de su aparición, la película no deja de ser el típico correcalles persiguiéndose unos a otros (solo la presencia de un comando de élite formado por un león, un oso, una lechuza pone algo de brillo) en el que el guión deja de tener gracia y en ocasiones acaba haciéndose larga a pesar de sus 90 minutos de duración.

El estreno de estos queridos pingüinos en solitario deja un sabor agridulce. Cautivadora en ciertos momentos, pero pesada en otros, satisfará por completo a los más pequeños pero su simplicidad, ligereza y energía frenética termina por cansar a los más adultos, lo que hace que se quede lejos de las grandes películas de animación.

Lo mejor: el original y gracioso comienzo.
Lo peor: acaba siendo aburrida.