miércoles, 26 de diciembre de 2012

Crítica de Los miserables

Los Miserables llega a nuestras pantallas de cine rodeada de una gran expectación, por ser una película íntegramente musical y con perspectiva para ser una de las favoritas en la próxima ceremonia de los Oscar. Y no es para menos, porque nos encontramos ante una de las películas del año y, ya sea por el motivo que sea, no puedes perdértela



VALORACIÓN:  5/5

Los Miserables nos cuenta la historia de Jean Valjean (Hugh Jackman), un hombre condenado a trabajos forzados por robar pan para su sobrino. Tras su liberación, consigue escapar y convertirse en un hombre de provecho, que más tarde, tendrá que hacerse cargo de la hija de Fantine (Anne Hathaway).

Sin contar mucho más de la historia para no desvelar ningún dato, sólo hay que decir que Los Miserables es una sobresaliente película musical, en la que apenas hay 5 ó 6 frases de diálogo. Puede que esto sea un rechazo para muchas personas, pero mi consejo es que no de echen para atrás, porque es una película única. 


Entre sus virtudes, que tiene muchas, la más significativa es la calidad interpretativa del trío protagonista. Hugh Jackman, Russel Crowe y Anne Hathaway realizan su mejor interpretación y firman una casi obligada nominación a los Oscar, porque su trabajo en esta película es admirable. Las escenas están cantadas en directo, es decir, cantan a la vez que rodaron la escena, lo que ha permitido una libertad interpretativa nunca vista en este tipo de películas. Los tres dan lo mejor de sí y son la base fundamental de la película, su principal valor. 

Precisamente, en este punto quizá se esperaba algo más de Los Miserables. Es una obra maestra, pero por sus actores. Se abren y muestran su alma en cada nota, desgarrándose el alma por momento. Hay escenas que sin ninguna duda pasarán a la historia del cine, como un Hugh Jackman todavía demacrado cantando a la cámara en un primerísimo plano y los 5 minutos completos de escena en la que Anne Hathaway aguanta y de qué manera ella sola la canción I dreamed a dream, momento en el que todo el cine llorará sin remedio. La actriz es una de las favoritas para los Oscar, ya que sus veinte minutos de participación en este película (no más), son inconmensurables. Añadir que aparte del trío protagonista, el resto del elenco también brilla a un altísimo nivel. 


Sin ninguna duda, son los actores los que consiguen llevar a Los Miserables hasta la calificación más alta y convertir a este film en una obra maestra, porque Tom Hooper, director de la película y ganador de un Oscar por El discurso del Rey, demuestra sus debilidades ante una obra de esta magnitud. Si nos consiguió engañar con su oscarizada película una vez, no lo ha podido volver a hacer. Pese a la calidad de la obra, se pueden observar ciertos fallos de dirección en la película. Me explico.

El montaje es bastante mejorable. Consigue piezas impresionantes, pero eso, piezas, que unidas parecen un conjunto de videoclips sin casi hilo argumental. Eso produce que tras una hora y media de película espectacular, Los Miserables caiga en una versión adolescente de amor entre dos jóvenes y una niña no correspondida, aderezado con unos pobres que luchan por la revolución en Francia. Un conjunto de escenas aburridas que se entrelazan con los personajes de Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter, el mayor ridículo de la película. Ella parece el mismo personaje que interpretó en Sweeney Todd. Un conjunto de clichés sin ninguna gracia que se suponen que debían rebajar la carga dramática del film para hacerlo más llevadero y lo que consiguen es llevarlo a lo más bajo. Estos detalles señalan el error de Hooper en caracterizar a estos personajes.


Menos mal que el director lo solventa con otra hora espectacular, con un buen final, épico, bonito e intenso, aunque una vez más, es sin duda gracias a los actores. Más fallos en la dirección los podemos encontrar en el abuso de los primeros planos (brillantes en ciertos casos, pero que su repetición para cualquier escena llegan a hacerse pesados) y ciertos movimientos de cámara incómodos, así como unas malas transiciones de un tema a o otro. 

Por tanto, Los Miserables es una obra maestra. Una obra maestra de la interpretación, una película que lo debe todo a sus actores, inmensos, pletóricos, únicos, que sin duda se merecen algún reconocimiento. Una obra maestra que, aún así, podía haber sido mejor si Tom Hooper hubiera disimulado sus incapacidades de la misma manera que ya lo hiciera en El dsicurso del Rey.

LO MEJOR: la música, Hugh Jackman, Rusell Crowe, Anne Hathaway, los actores en general...
LO PEOR: las transiciones, el romance adolescente y el intento fallido de película reivindicativa, en definita, Tom Hooper.