viernes, 14 de marzo de 2014

Crítica de '300: el origen de un imperio'. Eva Green juega en un nivel superior.



Dirigida por: Noam Murro Intérpretes: Sullivan Stapleton, Eva Green, Rodrigo Santoro País: EE.UU Duración: 102 min Género: Acción

Valoración: 4,5 / 5
Han pasado ya ocho años desde que Leónidas y 300 espartanos asaltaran la taquilla e impresionaran a la crítica especializada. Zack Snyder ('El hombre de acero') creó una normas audiovisuales nuevas, con espléndidas escenas de acción en las que se jugaba con la sangre y la cámara lenta. Ahora, quizá un poco tarde, llega '300: el origen de un imperio', esta vez con Noam Murro detrás de las cámaras.

La historia transcurre de forma paralela a la primera parte, cuando Temístocles se enfrenta a la flota marítima de Artemisia mientras que Leónidas sucumbe ante Jerjes, el rey persa. Este acontecimiento es aprovechado por el general griego para unir a toda Grecia y enfrentarse al poderoso e invencible ejército persa. Pero además, funciona a modo de precuela, ya que nos cuenta la ascensión del hijo de Darío I a Dios Rey y la historia de Artemisia, y de secuela, puesto que los hechos avanzan hasta la batalla de Salamina.


'300: El origen de un imperio' solo se parece a su predecesora en el título, porque son muchas las novedades introducidas para intentar alejarse de las comparaciones lo máximo posible, y en muchos aspectos ha salido mejorada, pero en otros, en los más importantes, languidece respecto a la cinta de Zack Snyder.

Ese tono amarillo dorado de la primera parte se sustituye por un azul oscuro con el ánimo de ambientar al espectador en una batalla más cruenta y dura y con el mar como zona de guerra. A pesar de que la victoria por parte de los atenienses es casi improbable, hasta muy entrada la película la épica brilla por su ausencia. Lo que en '300' era su carta de presentación, el carácter explicativo de buena parte de la película resta cualquier intento de grandiosidad por parte de los soldados.


Y es que en su intento de hacer algo más que peleas entre machitos musculados, el guión se encuentra lleno de saltos temporales que rompen el ritmo por completo y no dejan avanzar la historia como debiera. La historia de Jerjes tuvo que ir en la primera parte, ya que a pesar de que en un principio la película iba a llevar su nombre (ahora entendemos que lo cambiaran, ya que apenas sale más de diez minutos) no aporta nada a la historia, ya que es relegado a un mero secundario. Y es cuando se olvidan de hacer referencias constantes a '300', de contar historias pasadas y descubren que Artemisia es la verdadera antagonista de la historia, cuando la película vuela alto, coge ritmo y da lo mejor de sí.


Eva Green es el arma secreta que 'El origen de un imperio' se saca de la manga cuando todo parece que se va al garete. Su irrupción como protagonista de la historia es todo un soplo de aire fresco, sus escenas fluyen con naturalidad y lleva el hilo conductor de una historia que había perdido el hilo por completo. La actriz consigue una Artemisia fría como hielo, guerrero, capaz de matar a todo aquel que se ponga en su camino de venganza. Pocas veces en una película se ve tanta diferencia interpretativa entre una actriz y el resto del reparto. Se los come a todos, uno a uno y en grupo.

No sorprende que el director italiano Bernardo Bertolucci ('El último emperador'), uno de los más respetados y premiados de la historia del cine, dijera tras dirigirla en 'Soñadores' (2003), la primera película de la actriz, que "es tan bella que es indecente". Sullivan Stapleton sale ridiculizado cuando coincide con ella en pantalla. Tal es su superioridad que no es hasta el final cuando caes en la cuenta de que ella es la villana y de que el que tiene que finiquitar la historia es Temístocles, un Sullivan Stapleton que ha naufragado por completo.


Eva Green salva la película por completo, porque sin su peso como antagonista, la película se hubiera quedado huérfana de referentes, ya que Stapleton queda muy lejos del gran Gerard Butler como Leónidas. Con perdón, es un tirillas, no tiene carisma y su presencia no le hace ganarse por sí sólo el respeto de los espectadores. Y es que sus discursos de ánimo a sus soldados no motivan ni al más tonto. Es la tan manida frase “Prefiero morir de pie que vivir de rodillas” la más épica de todas. El guión es sin duda lo más débil de esta pseudo secuela.

Pero a pesar de que Eva Green parece un islote entre tantos errores de ejecución, como hemos dicho, cuando se convierte en una película independiente y se transforma en una secuela al uso, es cuando volvemos a ver lo mejor de '300'. Las batallas son sensacionales, con más acción, más largas, más sangre, más movimientos y, por fin, hay un villano a la altura. Eva Green hace un trabajo sensacional y necesario para apartar lo máximo posible al afeminado y absurdo Jerjes. Destacar, la batalla de Salamina, la mejor escena de las dos películas, en la que la música por fin tiene efecto, y las cámaras, combates y movimientos se mueven al mismo son.


Si te gustó '300', si se te ponen los pelos de punta cada vez que la ves, si quieres sangre, si quieres ver a una actriz brillar por encima del resto, '300: el origen de un imperio' te va a encantar. No desmerece para la nada a su antecesora y brinda momentos que tardarás en olvidar. Recomiendo su visionario en 3D, quizá el mejor desde 'Avatar'. Toda la acción ocurre fuera de la pantalla, con multitud de elementos saltando hasta su cara. Su espectacularidad, su villana y sus escenas de acción reparan por completo un protagonista fallido tan falto de carisma como Sullivan Stapleton.

Lo mejor: Eva Green como la malvada, guerrera y sensual Artemisia. Las escenas de acción.
Lo peor: tarda bastante en encontrar el buen camino para que avance la historia.

martes, 11 de marzo de 2014

Crítica de ‘Una vida en tres días’. Un drama tan aburrido como inconsistente.



Dirigida por:Jason Reitman Intérpretes: Kate Winslet, Josh Brolin, Gattlin Griffith País: EE.UU Duración: 111 min Género: Drama

Valoración: 2 / 5
Jason Reitman, director de algunas comedias bastante interesantes como 'Up in the air' y 'Juno', deja de lado el humor para brindarnos un drama de andar por casa, en el que todo tiene un tono casposo y pasado de moda, donde los actores intentan hacer algo destacable con un guión con agujeros por todos los lados.
Adele es una mujer que, en vez de estar traumatizada y apenada por tres abortos consecutivos, que también, se muestra lánguida y amargada por no tener un hombre con el que calmar sus deseos sexuales, tal cual lo digo. Su pobre hijo, Henry, intenta hacer todo lo que haría un marido, salvo el último paso, claro está, para ver si su madre vuelve a ser tan feliz como lo era antes de que su padre, intrerpretado por Clark Clegg, les abandonara.


Tanto los dos protagonistas, Kate Winslet y Josh Brolin, como el niño, Gattlin Griffith, están bien en sus papeles y es de lo poco que se puede salvar, aunque la que fuera protagonista de 'Titanic' da la sensación de que ese es su estado natural, un poco encasillada en este tipo de papeles, por lo que no sorprende para nada; y Josh Brolin no está casi nada exigido en un personaje que nos lo quieren vender como el malo de la historia cuando todos sabemos con los avances de que no es así.
 Y este es sólo el primero de los fallos de un guión que recurre a elipsis intencionadas, flashback demasiados cortos y situaciones que rayan lo irreal para poder crear algo de tensión en una historia demasiado plana. ¿Qué explicación hay para que pase la primera noche en casa el personaje de Josh Brolin cuando ha dicho que se iba al anochecer? ¿Por qué un policía intenta investigar algo extraño en la casa cuando no ha tenido indicios de que pase algo raro? ¿Cuál es el motivos de que una vecina entre en una casa sin llamar a la puerta? Muchas situaciones importantes que están resueltas de modo que parecen que fueron ideadas cuando ya nadie sabía cómo tirar para delante.


Aunque la cinta se puede aguantar si eliges no pensar y tragarte lo que te muestran, el final es muy muy previsible, desencadenado además por acciones absurdas y con un epílogo con tanto azúcar que te hace olvidar que lo que ibas a ver era un drama de amor intenso. ¿Es Tobey Maguire es el sale en dos escenas haciendo de Henry de mayor? ¿Tan bajo ha caído Spiderman?


Una vida en tres días’ es una película sólo apetecible si eres seguidor de Kate Winslet y de novelas muy románticas en las que la historia de amor está por encima de la propia realidad. El resto se echarán las manos a la cabeza por un guión engañoso, débil y con una trama que ya no tiene nada de interés en los tiempos que corren. Una nueva prueba de que si se te da algo bien, no intentes hacer otras cosas. Reitman, vuelve a la comedia con la que llegaste dos veces a ver tus películas entre las mejores del año.
Lo mejor: Kate Winslet y algunas escenas rodadas con mucho gusto.
Lo peor: fases incomprensibles del guión.