Dirigida por: Denis Villeneuve Intérpretes:
Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Maria Bello, Terence Howard, País:
EE.UU. Duración: 143 min Género:
thriller
Quédense con este nombre: Denis Villeneuve. Un director canadiense que tras acumular varios éxitos en su país prueba suerte en Hollywood por partida doble. Además de 'Priosioneros', en marzo llega a nuestras pantallas 'Enemy', un nuevo thriller protagonizado también por Jake Gyllenhaal, y del que todo el mundo habla de maravilla. Pero el film que nos ocupa nos ha enseñado a un director que, sin innovar en ningún tema o género, ha llamado la atención de toda la crítica por el pulso narrativo que consigue mantener durante casi las dos horas y media que dura la película, lo que es muy difícil.
El tema podría ser el mismo que el de cualquier película de sobremesa de los fin de semanas, pero el guión no muestra ninguna debilidad, es riguroso, firme, seguro, real y sus múltiples giros a lo largo de toda la película no hacen sino crecer el interés en el espectador, que no sabe en ningún momento qué ha podido pasar con las niñas. Dos pequeñas que han desaparecido, la hija de Keller Dover (Hugh Jackman) y su esposa (Maria Bello) y la hija de su mejor amigo (Terrence Howard).
Un sospechoso claro. El conductor de la furgoneta que estaba aparcada delante de la casa, pero tras interrogarle, el detective Loki (Jake Gyllenhaal) no le queda más remedio que soltarle. Dover decide entonces tomarse la justicia por su mano y llevará a cabo todo tipo de situaciones para encontrar a las niñas, enseñándonos con toda crudeza hasta qué limite puede un padre hacer todo por su hija, haciendo sentir incómodo al espectador al tolerar y entender las diferentes acciones que hace el personaje de Hugh Jackman. Un thriller intenso, sorprendente, que deja sin respiro al espectador, que acaba rendido a la trama y absorbido durante más de dos horas por la fantástica atmósfera que ha conseguido el director, un ejemplo de cómo hay que rodar una película, y Roger Deakins, el encargado de la fotografía y de plasmar con toda realidad la América más profunda. Un film que te mantiene en vilo hasta desde el principio hasta el final. Y cuando decimos hasta el final, nos referimos hasta el último segundo.
Y todo este trabajo de dirección y guión formidables no completaría una de las mejores películas del año si no fuera por el tremendo trabajo de los actores. Hugh Jackman nos vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores de su generación, y por ende, de los más queridos. El espectador se siente identificado con su papel, e interpreta la evolución de un buen padre al hombre que cruza la línea de lo bueno a lo malo sin echarse atrás de manera magistral. Pero nos quedamos esta vez con Jake Gyllenhall. Su aparición en pantalla aporta seguridad, consigue la sensación de que va a poder resolver el caso. Capaz de brillar tanto en los momentos más tranquilos y de investigación solitaria como en los de mayor tensión en los interrogatorios o con el padre. Capaz de enseñar que hay mucho más en ese personaje sin contarlo, solo con su actuación y un leve tic en los ojos que deja entrever mucho de su pasado.
Estamos ante una de las mejores películas del año, esas que hacen disfrutar en tu butaca, de las que te dejan sin respiración y sales sabiendo que has visto algo especial. Eso es 'Prisioneros'.