Dirigida por: Steven Spielberg Intérpretes: Daniel Day-Lewis, Sally Field, Tommy Lee Jones, David Strathairn, Joseph Gordon Lewitt
Nacionalidad: estadounidense Duración:
149 min Género: Drama histórico
No es de extrañar que Steven Spielberg haya tardado unos doce años en dar forma a semejante gigante cinematográfico. Sin ese tiempo no hubiera sido posible ordenar de manera lógica todas las historias que se dan a lo largo de las dos horas y media de película. Historias diferentes, pero todas centradas en una misma persona: Abraham Lincoln. Un personaje redondo, completo, hasta cierto punto entrañable, ya que el principal logro del director es hacerte empatizar con el personaje: conocer al Lincoln presidente y al Lincoln marido y padre.
Ese Lincoln desde ya podría cambiarse de nombre y llamarse Daniel Day-Lewis. Posiblemente una de las mejores interpretaciones de todos los tiempos. Olvidas quién es el actor y quién es el personaje. Es Lincoln. No lo dudas ni te hace dudar. Eso es la esencia de la interpretación, pero está claro que todavía no habíamos visto la perfección. Es tan sublime, que hace empequeñecer otras interpretaciones bastante importantes como la de Sally Field, aunque bastante exagerada en muchos momentos, o la de Tommy Lee Jones, correcto durante todo el metraje.
Steven Spielberg tiene el estereotipo de director de ciencia ficción para aquellos que el cine es solo ir a una sala de cine. Vuelve a demostrar por qué es uno de los mejores directores de Hollywood. Solo un director con su visión podía realizar esta película. Lincoln es una film que logra su fuerza por el conjunto de todos los elementos. Nada falla y, a la vez, mejora lo demás. La fotografía es abrumadora, perfecta para cada momento, desde el ambiente calmado después de una batalla a la guerra en la votación por el fin de la esclavitud, tema central de esta película; el ritmo es constante y necesario para entender la maniobra del presidente, pero aunque a mucha gente puede resultarle demasiado lento, creemos que es correcto y necesario; un guión pulido que se nota el mimo y el tiempo dedicado a él; y, como ya hemos dicho, una interpretación sublime.
Es posiblemente la mejor película del año. Puede que se lleve el Oscar a mejor película el 24 de febrero. Si eso ocurre, no me decepcionará.